Con mi mochila Osprey Farpoint 55l semi vacía me presenté en el aeropuerto con todos los papeles en regla.Mi wallet preparada para pasar el código QR, todo muy americanizado. Mi espera duró poco porque nada más pasar el código una señorita me pidió que le acompaña. Mal empezábamos el viaje jajaja. Comprobaron mis datos y amablemente me comunicaron que me cambiaban el billete, que me pasaban a Business Class. Yo no pregunté, hay cosas en la vida que no tienes que darle vueltas y con la misma sonrisa una hora más tarde... allí estaba plantado, rodeado de azafatas para que no me faltara de nada. Era la primera vez que volaba en zona Business Class. Nueve horas de vuelo, un mochilero ocupando un sitio privilegiado, me sentía como Spiderman en un desierto.
Empezaba bien el viaje. Además gané cuatro horas, tiempo suficiente para llegar de día y ver que hacía. Pero la realidad de los mochileros en este tipo de viajes empieza cuando sales de la terminal y ves que nadie te espera con un cartel en el que pone tu nombre y un chófer con un jeep te está esperando afuera. Era consciente que tenía que hacer un viaje low cost y buscarme las mañas para abaratar el presupuesto porque Cuba no es un país barato cuando uno viaja solo. Así que pregunté para ahorrarme los 15-20 CUC que vale un taxi hasta La Habana Vieja pero no hubo manera. Había que dar una vuelta terrible, con transbordos que realentizan tu entrada al país. Cambié lo justo para pagar al taxista y llegar al único sitio que había reservado por Airbnb. Un sitio modesto para pasar la noche porque al día siguiente marchaba a Viñales. Quería dejarme La Habana para la última parte del viaje. Un sitio relativamente cerca de toda Habana Vieja que por 8€ te daba litera y baño compartido. Casa Caracol. A mi llegada y al chequearme me dijeron q me confundieron con otro español y que le habían dado mi cama, jajaja, pero que no me preocupara que me daban la suya: una habitación con una cama de dos metros y un baño más grande que mi salón. Yo no podía creérmelo, viaje en Business Class y ahora me cambian una litera por su mejor habitación. Bueno, supongo que es lo que tiene viajar solo, me pregunté. Así que después de tomarme ese café delicioso que me ofreció la madre del casero dejé mi mochila y me fui a explorar la ciudad.Tenía una noche y un mediodía en La Habana, no había tiempo que perder.
Y entre la noche de ese mismo día y del mediodía siguiente estas fueron algunas de las fotos que saqué paseando por el sitio más tranquilo que he paseado en mi vida de noche, sin miedo , sin temor porque Cuba es eso: el país más seguro y agradable de pasear de los que he visitado.