Cuba. Día 3: Viñales. Ruta por los Mogotes

Antes de irte a dormir el casero te pregunta a qué hora te vas a levantar para prepararte el desayuno: A eso de las 6 era todavía de noche pero entre que te tomas el desayuno y te preparas amanece así que era buena hora para ambos. Al ser celíaco me suprimieron las tostadas por fruta, un chollo porque el pan y la mantequilla es mucho más caro que la fruta allí. Después de desayunar, cargado con mi cámara y agua suficiente me adentré en las montañas de Viñales sin saber destino, solo sabía que en lo alto se encontraban los acuíferos, gente que vive alejada y que se curan con agua así que ese sería mi destino y de allí seguir donde me dijesen para hacerla circular lejos de la típica vuelta turística.

 Pero claro, los senderos están llenos de improvistos: agua, barro, agua y caminos que no llevan a ningún sitio. Pronto empezó mi aventura; un camino único, según Maps Me, lleno de agua que había que atravesar si o si. Al salir del barro me recordó a un día que estuve haciendo hormigón, salí con una vestimenta y acabé con otra, es como si me hubiesen echado pintura a cubazos.

Al cabo de unas horas llegué a "Los Acuíferos" y pregunté a un señor por extender la ruta. Me comentó que eran senderos difíciles que solo sabían la gente que trabajaba esas tierras pero que podía seguir por ..."allí". Yo no veía sendero pero seguí caminando. En el sendero me encontré con "El Canario" un español que me contó que sus abuelos y sus padres se trasladaron allí para "ganarse el pan" y que él era la tercera generación de esas tierras. Cultivaba yuca y todo tipo de alimentos. Me invitó a comer mientras me contaba la historia de su vida y las historias de turistas que llegan perdidos. Me invitó a unos chupitos del "mejor ron cubano" no sé si sería el mejor porque yo no entiendo de ron pero tenía ¡¡75º de alcohol!! 

Puff, era mediodía y tenía que regresar, pronto anochece y todavía me quedaba un largo recorrido a pie hasta Viñales que se escondía detrás del círculo que describen los mogotes. Finalmente pasé por el mural de la Prehistoria, sin detenerme y llegué exhausto a Viñales. "Muxaxoooo!!, me dijo Víctor cuando le comenté la ruta,¡tú eres un extraterrestre!! jajaja. Ya solo me quedaba la cena y el ansiado daiquiri, tiempo para pintar y descansar.

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