Terminadas las despedidas en la calle principal, a falta de Viazul...nos agruparon en taxis de cuatro hasta la autopista donde haríamos trasbordo en un camión de turistas. No es el viaje más cómodo para hacer de 6 horas y cerca de 500kms pero los hay peores, te lo puedo asegurar aunque vayas como sardinas en lata.
Los taxis, aunque austeros, los miman como si fueran parte de su familia porque los taxistas viven de ellos y no viven mal aunque tengan que pagar sus impuestos al estado como todo cubano. Son espaciosos y grandes, con asientos cómodos aunque le suene todo el esqueleto durante el viaje. Pero bueno, un par de paraditas y pronto y sin darte cuenta estás en Trinidad. Íbamos con Hulk, ¿qué nos podría pasar?
Al llegar a Trinidad iban preguntando dónde dejar en la puerta de las casas a los Turistas, a mi me dejaron para el final porque no tenía asignado nada, no sabía dónde acabaría por 15 CUC y desayuno que es lo que me podría permitirme. El copiloto me aseguró que su primo tenía la mejor casa de Trinidad por ese precio. Yo no paraba de reírme. la verdad es que si algo tiene viajar por los países de indochina es eso, que todos son primos y todos tienen lo mejor. Pero una cosa me hizo reflexionar. Todo me había salido bien hasta el momento, iba super agradecido a la gente con la que me había encontrado ¿porqué desconfiar de esta persona que me estaba ofreciendo una solución y encima me llevaba al sitio y sino me gustaba preguntaría por otro sitio? pues accedí y una vez más...acerté en mi decisión.
Acabé en Casa Black&White, en Casa de Rita y Enrique que serían unos caseros "extraordinariamente maravillosos" quedándome corto. Ella, encantadora, con una voz linda y él taxista, preocupado para que no faltase de nada. Tenían un niño en común, en su segundo matrimonio.
Cuando me ofrecieron las condiciones no lo dudé, una cama enorme con un cuarto de baño"con la mejor ducha de Trinidad" como dijo él. Y, efectivamente, no acostumbraba a estar en estos sitios pero para mí era un lujo. Cama grande, limpia, baño para mí solo y en una calle cercana al centro, lejos del bullicio. Total, mi itinerario iba a estar lejos de Trinidad. No sabía los días que me iba a quedar como te obliga el registro así que les dije que me fueran apuntando un par de ellos dependiendo si conseguía bicicleta o no. Ella no tardó en mostrarme las posibilidades y así conocí a Bárbaro.
Bárbaro es el marido de Andrea, cubano y suiza, tienen dos hijos. Cuando llegué a su casa me contó su historia. Había conocido a Andrea en Cuba, vivieron años en Suiza para ganar dinero y ahora vivían felizmente en Trinidad. Y una de las cosas que se trajo fue la bici, una Cannondale ya antigua pero que distaba mucho de la anterior. Cuando le comenté que quería alquilársela para subir a Topes de Collantes y hacer excursiones por allí al principio se negó porque, por una parte no se creía que subiría allí con la bici porque hay unas "lomas" pronunciadas y por otra porque le daba miedo al haber mucha mortalidad en esa carretera, sobre todo en "la curva de la muerte". Saqué la astucia y le enseñé fotos mías con la bici haciendo descenso y le convencí con el famoso "si rompes pagas". Creo que estaba orgulloso de que un turista alquilase la bici para hacer ese tipo de turismo, de otra forma me dijo que no la alquilaba, que los turistas son unos irresponsables. Así que gracias a Rita ya tenía bici, solo quedaba por descubrir esos 15 kms. que separan Trinidad de Topes. Con las mismas me llevé la bici alquilada para tres días, en principio, que luego serían cinco.
Me quedaba la noche de Trinidad, una pequeña ciudad masificada por el turismo porque es la más cuidada y bella de Cuba, llena de encanto. Tenía que pararme a cenar y pensar qué iba a hacer en ella, pensar qué día era y pensar en llamar a casa porque he estado sin cobertura desde que salí. Necesitaba una tarjeta de prepago para poder mandar un mensaje y decir que estaba bien, más que bien. Conseguí una tarjeta y pude hablar con los padres: Todo va bien, muy bien. Me voy a acostar, mañana me espera un bonito día.