Cuba. Día 8: Topes de Collantes. Cascada de Vegas Grande y Parque Guanayara

La misma operación: madrugar y cargar con la cámara de fotos y el trípode para estar lo antes posible en Topes. Si miras por google maps a ver cuánto se tarda en bici te llevarás una sorpresa porque no lo tienen registrado, ni a Topes que son 15kms ni al parque Guanayara que son otros 15kms. más.

  La idea era clara, sacar los tickets de acceso, bajar temprano antes de masificarse a la Cascada de Vegas Grande, después visitar el Parque Guanayara,pasando a visitar a Nolito y su puesto de fruta,  La Casa Gallega y desde allí llegar hasta la cascada El Rocío. A la vuelta visitar a Roberto y comprar un par de  botellas de miel que se la regalaría a Bárbaro por la bici y otra o Rita, por su generosidad en los desayunos aunque tuviese que descender topes con la mochila “a reventar” y cargado como un burro.

  Pues dicho y hecho. La subida a Topes sin paradas se me hizo más liviana y rápidamente llegué al primero de los destinos:

Cascada de Vegas Grandes

Era el primer visitante del día, por lo tanto, no habría nadie esperando en la cascada. Podría hacer fotos sin nacionales o turistas y antes de darme el chapuzón para quitarme el sudor de la camiseta y los pantalones hice las fotos.

Menos mal, media hora más tarde, cuando ya estaba disfrutando del sonido del agua de la cascada aparecieron los primeros turistas lo cual agradecí para que me hicieran una foto de recuerdo. Pero no lo fue tanto cuando al instante después don nacionales aparecieron con el regatón a todo trapo. Por más que se lo comenté, no entendían que era un espacio natural y que no podían poner su música. En fin, era una batalla perdida, bajaron medio decibelio y siguieron voceando. Me hubiese gustado haber estado más tiempo disfrutando de su belleza pero bueno, todavía me quedaba el día entero para disfrutar.

Las distancias con la bicicleta son enormes, entre el calor, la humedad y las lomas parece que nunca vas a llegar a los sitios y más cuando te pasan jeeps cargados o camiones porque los turismos no pueden acceder porque se queman los frenos y porque les cuesta subirlas.

Visita a Nolito

De camino al Parque Guanayara estaba el puesto de frutas de Nolito, un punto estratégico en el camino como parada para jeeps buscando entre otras cosas plátanos para los calambres y dulce energético. Y allí me planté, estaba con su mujer Osneicy, hacía tiempo que no veía tanta felicidad en los rostros de otras personas. Me ofrecieron de todo para el camino y no me querían dejar pagar, solo el haberles ido a visitar ya era un regalo para ellos. A mi no me cabía mucho en la mochila y tenía que dejar espacio a la miel así que probé toda clase de plátanos que Nolito me iba diciendo y compré varias almendras caramelizadas para reponer la energía. A la vuelta ya no estarían así que aproveché para coger los datos y poder comunicarnos a mi vuelta. Una familia humilde pero encantadora.

Casa de la Gallega

Me costó un mundo llegar hasta allí, el mapa offline se perdió y tuve que darme la vuelta un par de veces hasta que encontré el desvío correcto. 

Desde el desvío era una bajada enorme, pasé algo de miedo porque si se destentaba la torta que me metería a la velocidad que cogía las rampas iba a ser brutal. Ahí comprendí porque nadie va en bici o al menos a esos sitios alquilan un jeep. Al  llegar la dueña, muy simpática, me explico un poco cómo llegó hasta allí . Ese un bar estratégico porque de ahí parte la zona más bonita y desconocida de la Sierra de Escambrey:las pozas del Venado y el Salto del Rocío en un sendero rodeado por el río Melodioso. Dejé reservado un pollo con patatas que era su especialidad y único plato y me fui en busca del merecido chapuzón y disfrutar de las fotos de la cascada. Un paseo precioso.

Visita a Roberto

A las tres de la tarde intenté salir con el estómago lleno pero rápidamente el superhéroe que me iba creando se desvaneció y tuve que subir la mitad de las rampas andando porque era imposible subirlas en bici, eran muros, no eran lomas y recién comido…

Llegué a tope exhausto, allí me encontré con Roberto que descansaba plácidamente del día y del campo y estaba ayudando a su mujer con las manualidades. Me enseñó la miel y compré las botellas no sin antes escuchar a su señora, una mujer culta que había recorrido la isla a medida que se iba culturizando y leyendo libros. Era tarde, me despedí deseándoles lo mejor como ellos a mí ofreciendo su casa para la próxima y salí porque esta vez creo que llegaría muy gustito

Y efectivamente, la noche se me hizo en Trinidad. Rita me miró asustada porque debía de llevar una cara descompuesta. Es cierto que los días iban pasando y yo me encontraba cada vez mejor, más fuerte y más saludable porque llevaba una semana sin comer dulce, carne salvo polo, comiendo mucha fruta, sobre todo mangos caídos de los árboles porque era la época y porque además soy celíaco y allí no hay estantes de pan para nosotros.

Fue un gran día, y como tal ..alargué mi estancia en Trinidad porque aunque no iba a subir más a Topes aún me quedaba fotografías un proyecto en mente: las Puertas históricas de Trinidad.

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