Cuba. Día 6: Topes de Collantes. Cascada de Caburní y Ruta de la Batata

Me da pena despertar a la gente tan temprano pero están acostumbrados, después de preparar el desayuno se vuelven acostar y luego tienen bien asumido lo que es la siesta española. Siempre me contestaron con un …Perfecto, a esa hora.

Y perfecto eran las cinco de la mañana porque ir en bici no es lo mismo que en coche, como te descuides y salgas a unas horas tardías, del calor, no puedes ni pedalear. Así que salí pronto, bicicleta a punto, atiborrado por el desayuno y con mi mochila con la cámara, mis objetivos y el trípode.

Eran 15 kms de subida, solo quince, tenía de referencia subir el Puerto de Navacerrada aunque me lo pusieron muy negro. Enseguida comprendí porqué, porque hay unos altibajos tremendos, bajando es peligroso porque apenas los frenos dan para mucho y después subir esas lomas…chorreando, a todos los lugares llegaba chorreando.

Sin duda alguna este sería uno de mis mejores días en Cuba, disfrutando de sus paisajes y naturaleza, sufriendo un poquito pero no había prisa, el tiempo no fue nunca un impedimento así que después de los cincuenta repechos del puerto vi un coche aparcado después de haber visto solo un par de camiones de transporte. Me paré exhausto y ver qué había. La curiosidad mató al gato pero en este caso la curiosidad me llevó a conocer a tres personas maravillosas: Roberto, Nolito y Leandro. No, no eran las tortugas ninja ni yo deliraba del esfuerzo, eran apicultores que a primera hora del día iban ver sus enjambres.

Curiosamente unas semanas había estado con Alfonso, mi amigo apicultor que me había enseñado el proceso de la miel, como ver los paneles, el humo para espantar y allí que me planté explicando las diferencias entre el apicultor cubano y el español como  si de un experto se tratase. Me invitaron a verlo y encantados de hacerles unas fotografías.

Me despedí no sin antes prometerles que en dos días volvería a subir y les visitaría para comprarles miel y fruta como así hice.

Continué el camino y algún que otro coche subía despacio porque costaba subir las pendientes. Todavía me quedaba unos cuántos kilómetros hasta llegar al mirador de Topes, después sería bajada hasta llegar al pueblo donde sacas los permisos para acceder a las distintas partes del parque.

Cuando llegué, un hombre fornido con una sonrisa de oreja a oreja no pudo resistir la tentación de ir a preguntarme cómo había subido en bici, que era la primera vez en su vida que veía algo así. Es cierto que yo me preparé bien para el viaje y estaba en forma pero de ahí a creerme Induráin, Perico o Contador…Lo cierto es que me hizo famoso porque allí todo el mundo que había subido al mirador en jeep o camión me miraba como un bicho raro.

Las vistas desde el mirador son espectaculares aunque corre el viento. La sensación de llegar empapado y mirar el horizonte desde el mirador con la camisa empapada y sintiendo el aire templado es indescriptible. Unas fotitos y a seguir, ya solo me quedaba la gran cuesta antes del pueblo pero ya lo tenía hecho.

La cascada de Caburní está a 3kms andando, la bici me la custodiaron por nada a cambio aunque luego les das la voluntad sabiendo que no le pasará nada. Tres kilómetros de descenso y la vuelta es toda una pendiente en ascendente. Cuando llegué había poca gente a pesar que era tarde y de haber perdido tiempo con los apicultores y en el mirador. Un baño y a disfrutar del ascenso donde una vez más comprobé que los cubanos no están hechos para el senderismo y los turistas …hmmm.

¡Pincha en la imagen de la camiseta y verás qué curioso!

La ruta de la Batata es una ruta sencilla, el camino hacia las pozas es muy tranquilo, frondoso y una delicia para los sentidos. Cuando llegas a la poza se complica porque no tienes más remedio que nadar e ir agarrándote de las cuerdas de las paredes . Yo conseguí salvar las primeras pero después no pude porque no había opción de salvar la mochila con la cámara de fotos. Pero bueno, estaba cansado y todavía me quedaba lo peor, la vuelta así que tomé un café con Dillenia y emprendí la vuelta.

Las vueltas son siempre más cortas porque vas recordando lo bien que lo has pasado y los momentos del día pero aún quedaba algo por sorprenderme.

Y sí, aunque parezca lo contrario, salió el solo, llegué sudando y feliz porque una vez más …todo me salió bien.

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